martes, 16 de julio de 2013

Genealogías


El año pasado, durante unos meses, construí mi árbol genealógico.

Descubrí que pese a mi apellido y nuestra cultura familiar mis ancestros son cuatro octavos italianos, dos gallegos, uno riojano-español y solo un octavo vasco. Buscando como una detective en partidas digitalizadas y revisando en las arcas familiares papeles de más de ciento treinta años, llegué a anotar en mi árbol a más de dos mil personas. Mejor dicho, dos mil nombres.