miércoles, 20 de noviembre de 2013

Una poesía * huerta

Removiendo la tierra con la pala
llegamos a un reino subterráneo.
Bichos con ojos sin párpados
¿con ellos verán los terrones, los grumos?
bichos con alas
¿se puede volar bajo la tierra?
bichos de colores brillantes
¿no los aplasta el negro, el polvo?
digo bichos porque no sé decir
los nombres
misteriosos, precisos
o porque intuyo que tal vez
no los haya
o porque no quiero
que existan los nombres
y me brilla la panza
si imagino
que somos los primeros en descubrirlos.
Parece que con cada golpe que damos en la tierra
interrumpimos una escena incomprensible
y que nunca sabremos con certeza
cómo sería la vida de los bichos
la vida de la tierra
sin nosotros como espectadores.
Un día ese reino subterráneo será nuestro:
bichos,
nichos,
nido de la piel suave,
nido de los ojos de plata,
contra la tierra húmeda
fértil de un fruto que somos nosotros.
Un día o una noche,
en un declive del tiempo
-estrellas rodando
como círculos de pasto seco-
estaremos ahí abajo,
presionados suavemente por el humus,
recorridos y sondeados por insectos
que serán nuestros hermanos en silencio
mientras que afuera, tal vez,
el sol relampaguee
y una chica que juega a ser
campesina
excave el futuro con una pala
y encuentre,
como nosotros hoy,
una víbora plateada

del tamaño de su dedo.

2 comentarios:

  1. Mundos mágicos, transformaciones de la materia,hermosa manera del describirlo!!!! :)

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  2. ¡gracias! ¡hermoso comentario también!

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